viernes, 30 de mayo de 2008

Para Pensar

Gustavo Laies ¿La generación de los no-padres?Entrevistas para pensar
Por Por Adriana Schettini
La democratización de las relaciones familiares que vivió la sociedad en los últimos años anula el buen ejercicio de la autoridad por parte de los padres. Así opina el educador que protagoniza esta nota.
Por millones se cuentan los ciudadanos que echan un vistazo superficial y lanzan su sentencia al paso: la educación está en crisis. Grandilocuente y algo escéptico, ese dictamen se parece más a la queja que al diagnóstico; una autopista directa a la impotencia. Para encontrar la cura, en cambio, hay que mirar de cerca, detectar síntomas y proponer un tratamiento. A esa tarea se ha consagrado Gustavo Iaies, licenciado en Ciencias de la Educación, investigador del Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación (IIPE), de la Unesco, ex secretario de Educación Básica del Ministerio de Educación de la Argentina y actual asesor de la Subsecretaría de Educación Básica de México.
Allí donde los ojos de la generalización ven un caos informe, él distingue un triángulo –docentes, padres y alumnos– descalabrado por una ristra de malentendidos. A través de una sumatoria de evidencias, detectó la pata del trípode que más se ha resentido en los últimos años, y lo enuncia sin demagogia: los padres.
Del libro de Emilio Tenti Fanfani La condición docente, basado en una encuesta a maestros de escuelas primarias y secundarias de la Argentina, realizada en 2001, y luego repetida en Brasil, Uruguay y Perú, Iaies obtuvo un dato relevante: en los cuatro países, los consultados coincidieron en que el principal problema del ámbito educativo, hoy por hoy, son los padres. Dos meses atrás, en el curso de un trabajo para el Ministerio de Educación de la provincia de Misiones, Iaies se topó con una norma que lo hizo reflexionar. En la ciudad de Posadas, se había sancionado una ordenanza denominada Código de Nocturnidad que, entre otras cosas, establece un horario de cierre para los boliches bailables, los bares y todos aquellos locales donde se expendan bebidas alcohólicas. "La disposición, lejos de ser juzgada como autoritaria, cuenta con un 85 por ciento de apoyo social", precisa Gustavo Iaies.
En su desvelo por desentrañar el malestar que recorre la superficie del triángulo, el investigador argentino miró más allá de las fronteras nacionales. En una encuesta desarrollada por el Ministerio de Educación de Francia entre noviembre de 2003 y enero de 2004, la mayoría de los padres coincidió en una demanda: que la escuela se pusiera más dura y que ordenara la vida de sus hijos, a los que consideraban descarriados.
Cuando se le pregunta cómo correlaciona e interpreta esas informaciones, Iaies es contundente: "Los padres se han bajado de su rol: no se animan a ejercer la autoridad y piden que lo haga el Estado. A mi juicio, eso es muy peligroso, porque implica dejar entrar el Estado en tu casa. El sociólogo Zaidi Laidi, un árabe que trabaja en Francia, sostiene que el problema es que a medida que se democratizan las relaciones familiares la democracia va disminuyendo en la sociedad¬. La familia no está pensada para ser democrática; debe funcionar como un ámbito de autoridad, donde los padres establecen los valores primarios. Para construir una sociedad democrática, primero hay que tener la idea de ley bien construida, sentida y vivida".
–¿Por qué los padres dejaron de comportarse como tales?
–Estamos ante una generación que vivió peleándose con sus padres autoritarios y que a la hora de ejercer la autoridad sobre sus propios hijos se pasó del otro lado: se volvieron no-padres. Además, se sienten culposos porque trabajan muchas horas o porque se separaron o porque no tienen plata para comprar todo lo que los hijos les piden. Entonces, tienen muchas dificultades para establecer un límite y reclaman que lo imponga la escuela. Voy a explicarlo con un ejemplo real: en el colegio Carlos Pellegrini, durante la reunión previa a un viaje de estudios, el coordinador les pidió a los papás que revisaran los bolsos de sus hijos antes de salir porque ya se habían encontrado con alumnos que llevaban alcohol. Uno de los padres saltó: "Yo prefiero que les controlen las mochilas en la escuela, porque si yo le encuentro una botella en casa se arma tremendo lío. Si la descubren ustedes, es más fácil: le ponen amonestaciones, y yo los apoyo". Lo peor es que, si eso hubiera sucedido, tras las amonestaciones el padre habría ido a protestar. Así, primero le da a la escuela una responsabilidad que es de él y luego ni siquiera le permite ejercerla.
–¿Qué influencia tiene en este conflicto la aspiración actual de ser jóvenes para siempre?
–Mucha. Vivimos en una sociedad en la que los grandes imitan a los jóvenes. Antes, las madres de las chicas de dieciséis años estaban vestidas de madre y funcionaban con lógica de madre mientras las chicas funcionaban con su propia lógica. Había una adolescente que se pasaba el día maquillándose y arreglándose, y una madre preocupada porque esa nena estuviera bien. Ahora, hay dos mujeres pintándose frente a un espejo para correr dos carreras semejantes. Para una adolescente es difícil tener a la mamá de competidora. No digo que esas señoras dejen de ir al gimnasio, pero sostengo que además de ocuparse de sí mismas tienen que jugar de mamás.
¬¬–¿Qué ocurre cuando los adultos se empeñan en parecer adolescentes?
–Es muy peligroso. Al adolescente se le hace muy difícil crecer. Uno crece peleando contra el modelo de sus padres. Pero, ¿cómo te peleás contra un padre que intenta escuchar la misma música que vos, ver los mismos programas que vos, comer la misma comida que vos? Es dificilísimo enfrentarte con quien busca ser cada vez más parecido a vos. La ley de la vida consistía en que los jóvenes se peleaban contra un adulto que les prohibía, y negociaban con él hasta construir el límite. Pero si ese adulto no lo pelea, el adolescente se tiene que inventar la propia pelea, y lo más probable es que la pelea que arme sea mucho más dura. Por caso, el jefe de guardia de un hospital de la provincia de Buenos Aires me contó que durante cinco meses había recibido a siete pibes atropellados por automóviles en una misma esquina. Fue a ver qué ocurría allí: era una suerte de autopista donde los chicos esperaban hasta que el semáforo se pusiera en verde y entonces avanzaban lentamente, como jugando al "pan y queso". Ganaba el que cruzaba último. Y claro, cuando ese último pifiaba, los autos lo tiraban por el aire.
–¿Qué buscaban en ese juego?, ¿adrenalina, vértigo, diversión?
–No, buscaban el límite, ése que antes imponía el padre. Tu papá te prohibía ir a la esquina a la una de la mañana. Y si desobedecías e ibas a hacer ese juego con los autos, el primer adulto que pasaba por la calle se sentía con autoridad para decir: "Esto se terminó; se va cada uno a su casa". Ahora, si un adulto interviene, los pibes le pegan y sus padres lo insultan por haberse metido.
–¿Por dónde se empiezan a reconstruir estos lazos?
–Hay que aceptar que la familia, la escuela y la sociedad ya no son las de entonces. Es necesario volver a pactar. Aunque parezca una perogrullada, al empezar el año lectivo hay que reunir a los padres y anotar en un papel de qué cosas se van a ocupar ellos y de cuáles los docentes. En el 70% de las escuelas de la ciudad, los maestros pierden una mañana revisando las cabezas de los alumnos para ver si tienen piojos. ¿Es ése el rol de un maestro? Hay que acordar, incluso por escrito, que la escuela no está para ordenar, castigar y vigilar, sino para transmitir conocimientos socialmente válidos. Que los padres tienen que garantizar que el chico llegue a clase abrigado, con el pelo limpio, con la noción de que debe respetar un espacio de orden donde va a recibir unas directivas que tendrá que escuchar y obedecer. Y que los maestros sólo en esas condiciones podrán cumplir con la obligación de enseñar. Es indispensable que la escuela acuerde con los padres y que los padres acuerden entre ellos, porque si nadie quiere hacer de adulto, los chicos terminan buscando una pared y estrellándose contra ella. El desafío es construir unos padres que no sean autoritarios como fueron los suyos, pero que tengan la capacidad de contener y educar sin culpa.

Para saber más:
www.madresypadresonline.com.ar
Revista

martes, 13 de mayo de 2008

QUIERO VOLVER A CONFIAR

Fui criado con principios morales comunes: Cuando era niño, madres, padres, profesores, abuelos, tíos, vecinos eranautoridades dignas de respeto y consideración.
Cuanto más próximos o más viejos, más afecto. Inimaginable responder maleducadamente a los más ancianos, ni a maestros oautoridades. Confiábamos en los adultos porque todos eran padres, madres o familiares detodos los chicos de la cuadra, del barrio, de la ciudad.
Teníamos miedo apenas de lo oscuro, de los sapos, de filmes de terror.
Hoy me dio una tristeza infinita por todo lo que perdimos.Por todo lo que mis nietos un día temerán. Por el miedo en la mirada de los niños, jóvenes, viejos y adultos. Derechos humanos para criminales, deberes ilimitados para ciudadanos honestos. Pagar las deudas es ser tonto. Amnistía para los estafadores. No tomar ventaja es ser otario
¿Qué pasó con nosotros?
Profesores maltratados en las aulas, comerciantes amenazados por traficantes,rejas en nuestras ventanas y puertas.
¿Qué valores son éstos? Autos que valen más que abrazos, hijos queriendo regalos por pasar de año.Celulares en las mochilas de los recién salidos de los pañales.
¿Qué vas a querer a cambio de un abrazo? Más vale un Armani que un diploma. Más vale una pantalla gigante que una conversación Más vale un maquillaje que un helado. Más vale parecer que ser.
¿Cuándo fue que todo desapareció o se hizo ridículo?
¡Quiero sacar las rejas de mi ventana para tocar las flores! Quiero sentarme en la vereda y tener la puerta abierta en las noches deverano. Quiero la honestidad como motivo de orgullo. Quiero la rectitud de carácter, la cara limpia y la mirada a los ojos. Quiero la vergüenza, y la solidaridad. Quiero la esperanza, la alegría, la confianza, la fe. Quiero callarle la boca a quien dice: "a nivel de", al hablar de una persona.
¡Abajo el "TENER", viva el SER"! ¡Y viva el retorno de la verdadera vida, simple como la lluvia, limpia como un cielo de abril, leve como la brisa de la mañana! Y definitivamente común, como yo. Adoro mi mundo simple y común. Tener el amor, la caridad, la solidaridad como base. La indignación delante de la falta de ética, de moral, de respeto...
¿Vamos a volver a ser "gente"? Construir un mundo mejor, más justo, donde las personas respeten a laspersonas.
¿Utopía? ... No... ¿si? ¿Quién sabe?... Hagamos el intento.

SE FIRME

Sé firme en tus actitudes y
perseverante en tu ideal.
Pero sé paciente, no pretendiendo
que todo te llegue de inmediato.
Haz tiempo para todo y todo
lo que es tuyo vendrá a tus manos
en el momento oportuno.
Aprende a esperar el momento exacto
para recibir los beneficios que reclamas.
Espera con paciencia a que maduren los frutos
para poder apreciar debidamente su dulzura.
No seas esclavo del pasado
y los recuerdos tristes.
No revuelvas una herida que está cicatrizada.
No rememores dolores y sufrimientos antiguos.
¡Lo que pasó, pasó!
De ahora en adelante procura construir
una vida nueva dirigida hacia lo alto
y camina hacia delante sin mirar hacia atrás.
Haz como el sol que nace cada díasin acordarse de la noche que pasó.
Sólo contempla la meta
y no veas que tan difícil es alcanzarla.
No te detengas en lo malo que has hecho camina en lo bueno que puedes hacer.
No te culpes por lo que hiciste más bien decídete a cambiar.
No trates que otros cambiensé tú el responsable de tu propia vida
y trata de cambiar tú.
Deja que el amor te toque
y no te defiendas de él.
Vive cada día aprovecha el pasado para bien
y deja que el futuro llegue a su tiempo.
No sufras por lo que viene, recuerda que
"cada día tiene su propio afán".
Busca a alguien con quien compartir
tus luchas hacia la libertad una persona que te entienda, te apoye y te acompañe en ella.
Si tu felicidad y tu vida
dependen de otra persona, despréndete de ella y ámala sin pedirle nada a cambio.
Aprende a mirarte con amor y respeto, piensa en ti como en algo precioso.
Desparrama en todas partes
la alegría que hay dentro de ti.
Que tu alegría sea contagiosa
y viva para expulsar la tristeza
de todos los que te rodean.
La alegría es un rayo de luz
que debe permanecer siempre encendido, iluminando todos nuestros actos
y sirviendo de guía a todos
los que se acercan a nosotros.
Si en tu interior hay luz y dejas abiertas
las ventanas de tu alma por medio de la alegría todos los que pasan
por la calle en tinieblas, serán iluminados por tu luz.
Trabajo es sinónimo de nobleza.
No desprecies el trabajo
que te toca realizar en la vida.
El trabajo ennoblece a aquellos
que lo realizan con entusiasmo y amor.
No existen trabajos humildes.
Sólo se distinguen por ser
bien o mal realizados.
Da valor a tu trabajo cumpliéndolo con amor y cariño
y así te valorarás a ti mismo.
Dios nos ha creado para realizar un sueño.
Vivamos por él, intentemos alcanzarlo.
Pongamos la vida en ello y
si nos damos cuenta que no podemos, quizás entonces, necesitemos hacer
un alto en el camino y experimentar
un cambio radical en nuestras vidas.

El éxito en la vida no se mide
por lo que has logrado sino por los obstáculos que has tenido
que enfrentar en el camino.
Tú y sólo tú escoges la manera
en que vas a afectar el corazón de otros
y esas decisiones son de lo que se trata la vida.
"Que este día sea el mejor de tu vida
para alcanzar tus sueños".

sábado, 10 de mayo de 2008

http://ticloreto2008.blogspot.com
Excelente blog de una amiga la prof Debora Garcia Marco de popolizio
http://ticloreto2008.blogspot.com
Excelente blog de una amiga la prof Debora Garcia Marco de popolizio